Sabemos, más que de sobra, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Esta es nuestra condición, somos persistentes e incluso algunas veces obstinados en nuestros comportamientos. Parece que si no estamos convencidos y no lo vemos claro, perseveramos con nuestras actitudes, aunque no nos estén haciendo ningún bien. Necesitamos estar convencidos y motivados para emprender los retos que nos proponemos y hacerlos realidad a pesar de los esfuerzos que nos pueden costar.
Afronta los retos de tu vida. No la ponen en peligro, porque te van a ayudar a crecer y a superarte. Eso sí, te sacarán muchos de ellos de tu zona de confort. Muchas veces es necesario y saludable salir de ella, porque sino nos enquistamos en nuestra vida y poco a poco empieza a dejar de tener sentido el compromiso, la autenticidad, el esfuerzo. Entramos en la dinámica del “cuanto menos haces menos haces, menos quieres” y te terminas abandonando. En estas actitudes nos sumergimos sin darnos cuenta y cuando caemos en ello vemos que estamos a años luz de la persona auténtica que queríamos ser.